En una velada que prometía ser mágica, se llevó a cabo la esperada cena de gala "Perfecto Amor", un evento diseñado para que los jóvenes experimentaran y descubrieran la inmensa profundidad del amor de Dios en sus vidas.
Los asistentes, vestidos con sus mejores galas, entraron al salón con sonrisas que reflejaban la ilusión de lo que estaba por vivir. Todo estaba preparado para un encuentro inolvidable.
A medida que avanzaba la noche, se llevaron a cabo actividades interactivas donde los participantes pudieron reflexionar sobre su propio camino de fe, cada joven se sumergió en momentos de reflexión personal, buscando cómo el amor de Dios podría manifestarse en ellos y a través de ellos hacia los demás.
Al finalizar la noche, mientras los jóvenes se despedían, una sensación de paz y alegría predominaba en sus corazones. Habían sido testigos de algo extraordinario y transformador. "Perfecto Amor" no solo fue una cena de gala; fue una celebración del amor divino que une, sana y transforma vidas.
Así, bajo un cielo estrellado, y con corazones llenos de esperanza, cada joven salió con la firme convicción de que el amor de Dios había tocado sus vidas y que, a partir de esa noche, su camino estaría iluminado por esa luz eterna.


